Hoy me he llevado una sorpresa de esas que no pueden ser más oportunas, más esperadas y más inesperadas a la vez. ¡Qué emoción! (¡y qué llorera!), qué cosa más bonita, cuántos sentimientos depositados en algo que ni siquiera pensé poder llegar a tener.
Gracias por este regalo tan, ¡tan! especial.
La historia de la estatuita AQUÍ
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